Conoce la historia real que inspiró el comercial de Zelda: Tears of the Kingdom

 
«Soy lo que se dice un hombre de negocios. Me atosigan las prisas del trayecto al trabajo, me inclino ante clientes y jefe, me obligan a formar a los empleados ‘junior’ y a hacer demasiadas cosas. Acabo haciendo horas extra todos los días. Hasta la montaña que veo de camino al trabajo, que ni siquiera se su nombre, me molesta. Cuando vuelvo a casa estoy mareado y sin energía siquiera para comer. Solo bebo alcohol y duermo. Si tengo tiempo para jugar es porque debería estar haciendo cursos o buscando una esposa. Todo esto me hace más impaciente de lo que debería. Me paso los días pensando por qué sigo vivo”.

«Fui a comprar alcohol porque ya no me quedaba y vi la Switch de oferta en la tienda. Entonces recordé el día. Cuando era niño me gustaba mucho Mario 64 y mi amigo me dijo algo como ¡Qué basura jugar Mario hoy en día! ¡Es la era de PlayStation!’ Me sentí avergonzado. En aquella época no quería caerle mal así que le di la razón y le dije que Mario ya estaba pasado de moda».

«Todavía no entiendo porque compré la Switch ese día. Llevaba una cerveza en la mano y me la compre, pensando que podía venderla si me aburría. Ayer, día laboral, miré por la ventana del tren que ni siquiera sé su nombre y pensé: ‘creo que podría escalarla’. En ese momento me puse a llorar y no podía parar. Los otros hombres de negocios debieron pensar en qué demonios estaba haciendo».

«No digas que es solo un juego. Nacimos durante la época dorada de los videojuegos. ¿Alguna vez has visto a tu familia mover todo el cuerpo cuando Mario salta? ¿Recuerdas jugar Mario Kart o Smash Bros con tus colegas cuando traían su propio mando? ¿Has discutido estrategias de Chrono Trigger o FF7 con tus amigos? Ahora lo entiendo. Cuando era un crío mis padres me compraban consolas y juegos caros por mi cumpleaños, Navidad y alguna cosa más. Mis padres, que siempre me regañaban, se las arreglaban para sacar dinero de su ajustado presupuesto para comprar esos juegos caros».

«Después de 180 horas de juego, obtuve toda la «memoria recuperada» y vi el final. Más que nada, me gustaría agradecer a todas las personas que leyeron mi horrible, larga, desordenada y vergonzosa reseña escrita emocionalmente. También me gustaría agradecer a todas las personas que le dieron una calificación de «útil», no solo por leerlo. Nunca he sido apreciado por tanta gente, incluso en mi trabajo. Realmente disfruté las 180 horas que pasé corriendo por Hyrule. Me gustaría agradecer no solo a Nintendo sino también a todos los fanáticos de Zelda que han seguido apoyando a Zelda. Gracias por una gran aventura».