(Des)Encanto sigue teniendo la confianza de Matt Groening y Netflix
La mayoría de los elogios que ha recibido Matt Groening a lo largo de su carrera —si no es que todos— se deben a su obra maestra: The Simpsons; y si bien algunas otras creaciones pueden tener una calidad similar o que, incluso, hayan dejado a su creador más “satisfecho”, la comparativa con la calidad superior de la familia amarilla —sobre todo en sus primeras temporadas— o incluso a Futurama es inevitable, pues es alta a la vista.
(Des)Encanto es una propuesta que, desde un inicio, se antojaba un versión más de Futurama, con conceptos casi calcados de la serie futurista sobre escenarios medievales y fantásticos, con chistes un poco más elevados de tono y contenido más desafiante; aún con ello, había algo que, desde el principio, no convencía del todo y el concepto, a pesar de interesante, terminaba desembocando con un ¡Meh!., haciendo hincapié en las deficiencias de la serie sobre su trama, chistes algo forzados y personajes que se antojan reciclados de los otros proyectos de Groening.
Pero tal parece que el buen Matt y Netflix se niegan a dejar morir el proyecto, y así, siguiendo la línea establecida desde la temporada uno, (Des)Encanto vuelve para desafiar nuestras expectativas una vez más y exponer por qué debemos tenerle la misma fe que ellos tienen por el show. ¿Lo habrán logrado? Es momento de averiguarlo.
Las aventuras de Bean, Elfo y Luci continúan justo donde la segunda temporada terminó, en una encrucijada con la madre de Bean en una sociedad subterránea, de la cual, se ha autoimpuesto como monarca.
Estando lejos de casa, veremos cómo nuestros protagonistas intentan volver a Dreamland a lo largo de los diez episodios que dura ésta tercera parte, en donde apreciaremos cómo todas sus peripecias con antiguos rivales, nuevos amores, y peligros insospechados que amenazan con la caída del Rey Zog y toda su soberanía, desde luego, todo ello “sazonado” con el característico humor de Matt Groening y el carisma que puede inyectarle a sus personajes.
Érase una vez… (Lo Bueno)
A diferencia de The Simpsons o Futurama, (Des)Encanto sigue una narrativa lineal, es decir, no emplea capítulos auto conclusivos, sino que apuesta por plantear problemas que tenga repercusiones a corto, mediano y largo plazo durante la trama, lo cual, a todas luces es un acierto, pues ayuda a explotar y enriquecer su propio «lore»; por supuesto, esto hace a la serie más vulnerable a agujeros narrativos, falta de constancia y situaciones intrincadas o forzadas, pero se les reconoce el riesgo y la manera tan decente de mantener el nivel.
Punto y aparte merece el mencionar la calidad de la animación, pues se nota un trabajo tan dedicado y pulido que, en verdad, asombra. Los detalles, los colores, texturas, escenarios y diseños en general son de una calidad altísima, incluso superior a lo que Groening hizo en su momento con sus otras obras. Se nota la inversión, lo que a su vez, denota gran interés en sus involucrados por mantener el barco a flote.
Fuera de cuestiones técnicas que la hacen resaltar, el resto de los elementos de la serie son más bien cuestionables y al diseccionarlos uno puede entender por qué se tiene cierta aversión por (Des)Encanto.
La Fantasía Final (Lo Malo)
La serie, por desgracia, tiene un ritmo y consistencias irregulares que, por desgracia, no le favorece. Por ratos, adquiere una fuerza y energía que da a pie a situaciones hilarantes agudas y perfectamente ejecutadas, pero por otros momentos —los más, de hecho— se siente un ritmo más pausado, lento, rayando en lo aburrido —algo fatal para contenido de comedia— y eso a veces hace que ciertos elementos pasen desapercibidos dada la falta de atracción.
Adicional a lo anterior, se comente el garrafal error de que, en esta temporada, se dejan en un segundo plano elementos y personajes que, en teoría, son el salvavidas de la serie, como por ejemplo, el Rey Zog o Luci, el mejor personaje de la serie y quien es el que mantiene anclado el proyecto en tierra firme. Su incursión es tal que hay partes de la temporada en donde la trama no avanza hasta que uno de ellos aparece en escena, haciendo aún más evidente sus carencias y fortalezas.
Y Colorín Colorado… (Lo Feo)
Pero lo que termina arrebatando de manera injusta lo poco o mucho logrado por la serie hasta el día de hoy, es su propia traición, pues en esta temporada, (Des)Encanto se inclinó más hacia los lineamientos de lo que Netflix busca en su contenido que en la visión central e inicial de Groening desde que se dio luz verde a la serie.
A diferencia de temporadas anteriores, encontramos elementos fuera de lugar que se sienten en verdad forzados: chistes elevados de tono sólo por hacerlos, tramas amorosas innecesarias y pobremente enamoradas con su respectiva dosis de inclusión —misma que, desde luego, no está mal, pero siempre y cuando esté bien justificada, tenga un propósito o, al menos, aporte algo a la historia— y seguimientos a puntos de inflexión sosos y nada atractivos, lo cual, da como resultado una temporada insípida.
Conclusión
(Des)Encanto sigue batallando por llamar la atención del respetable sin mucho éxito y han intentado “Atacar” por todos los flancos para lograrlo y acomodarlo en el gusto colectivo, no obstante, esta tercera temporada se antoja más como un intento desesperado por lograr este cometido que en sí un seguimiento a su trama natural que resulte verdaderamente atractivo.
Por ratos entretenida, por ratos infumable, (Des)Encanto no ha logrado una redención que haga justicia al legado de Matt Groening. Si una cuarta temporada tiene luz verde, tal vez, sea su última oportunidad, pero si no, estamos ante el final de un proyecto que nació con demasiadas ambiciones y que no supieron canalizar a un camino contundente.
¿Ya viste la tercera temporada de (Des)Encanto? ¿Que te ha parecido? Queremos leer tu opinión acá abajo, en los comentarios.