Buscando Justicia: de abogados, racismo y Hollywood

Buscando justicia, una cinta fácilmente olvidable…

Warner históricamente nos tienen acostumbrados a producciones impecables y un reparto de primer nivel, es el sello de la posiblemente mejor productora actual con más peso en la industria del cine.

Para Buscando Justicia (2019), el estudio apuesta por un director quien en su espalda solo tiene la irregular El castillo de cristal (2017) y un tercio de actores que aún no despegan por su variabilidad de proyectos y su poco compromiso artístico.

Buscando Justicia es un drama basado en la clásica dinámica del cine estadunidense, en el cual los abogados al estilo de paladines de la justicia, buscan acabar con las problemáticas morales que han azotado históricamente al American Way Life; obvio, todo esto desde la óptica de Hollywood y su binario mundo de «malos versus buenos».

Jamie Fox en su papel de Walter McMillan es arrestado sin explicaciones por un grupo de pueblerinos de Texas, condenado a la silla eléctrica es acusado de acuerdo a la biografía, por una tendencia racista. Por otra parte, vemos el desempeño del futuro y prometedor abogado Bryan Stevenson (Michael B. Jordan) quien, de acuerdo al pobre guión, será nuestro héroe que obvio es colmado de atributos propios del cine de reivindicación.

La película de cierta manera, estaba acomodada para que los actores se lucieran en pos de una historia que como es lineal por ser una representación de la vida real, no podía ofrecer giros dramáticos al estilo del melodrama; sin embargo, los momentos dramáticos no funcionan debido a que el director trata de homenajear cintas clásicas del subgénero, pero solo lo hace de manera anecdótica y no con las bases propias del género dramático.

Es por esto, que los actores no despegan y la cinta que dura más de 2 horas se vuelve predecible y en algún momento sin un objetivo narrativo, que hace que el espectador se desespere en su lentitud del supuesto clímax.

Por otra parte, las actuaciones están inconexas debido a que el guión no establece pautas para que los actores puedan mostrar una gama de emociones dentro de la historia, pareciera que el director espera explotar los dotes de Fox o de Jordan (el primero con más capacidad para actuar que el segundo) pero nunca lo logra debido a la falta de una estructura cinematográfica apta.

Finalmente, la película navega en una cinta de encargo, trabajos en los cuales son una especie de sparring para que el director se foguee en el oficio y darle posiblemente un trabajo más estructurado, en un símil de la industria musical… cual músico de sesión.