¿Cómo llegan los cómics a los estantes de tu tienda favorita? ¿El hada mágica de los cómics llega antes de que amanezca?
No, al igual que cada pieza producida en serie, existe un modelo de distribución para cómics, y resulta que el único distribuidor de cómics que existe, es lo peor que le puede pasar a los cómics.
La historia oscura de Diamond Distributors comienza en 1982, cuando Steve Geppi comenzó a comprar distribuidores de cómics independientes, creando un monopolio de distribuidores durante décadas.
Entonces, ¿por qué Diamond Distributors son malos? ¿No ayudan a poner cómics semanalmente?
En el gran esquema de las cosas, Diamond está ayudando a todos en la cultura nerd a obtener lo que quieren, pero nunca es bueno cuando a una empresa se le permite tomar decisiones para un panorama empresarial completo, especialmente cuando la naturaleza de ese negocio está cambiando rápidamente gracias a perspectivas siempre cambiantes en la época digital.
Si deseas conocer más sobre cómo se publican sus cómics favoritos en el mundo, o si solo está tratando de conocer algunos datos sobre los Diamond Distributors profundicemos en el sorprendentemente mundo oscuro de la distribución de cómics.
¿Cómo hizo Diamond Distributors para apoderarse del mercado?
Diamond no se apoderó del mercado por amor a los cómics, lo hicieron simplemente por amor al dinero. Después de establecerse a principios de la década de los 80, Diamond contrató a una firma de contabilidad para mantener el buen camino. A esta empresa no le importaban los cómics, su único objetivo era hacer que la empresa obtuviera la mayor cantidad de dinero posible.
No hay nada malo en querer ganar mucho dinero, pero cuando los negocios y el arte se mezclan, uno de los dos se jode, por lo regular, el arte. Diamond uso todos sus recursos para crear la mejor y más grande infraestructura de distribución de cómics.
Mientras Diamond incrementaba su poder, varios competidores, verdaderos amantes de los cómics, intentaron entrar al negocio de la distribución, con ideas innovadoras para realizar un mejor trabajo. Sin embargo, la realidad les dió un golpe que los aterrizó y se retiraron rápidamente. Diamond en su infinita misericordia les compro todo el stock a un precio digamos… Razonable.
Los distribuidores que se negaron a retirarse fueron paralizados por Marvel y DC quienes le ofrecieron mejores condiciones a Diamond. Los demás que no obtuvieron las mismas condiciones quedaron fuera del mercado dejando todo el negocio a Diamond Distributors.
Diamond Distributors hace imposible para los pequeños creadores entrar en las tiendas
Si como creador tu trabajo es acogido por las grandes marcas de los cómics como Marvel, DC, Image, Dark Horse o Dynamite, entonces no tienes que preocuparte por quien distribuirá tu trabajo. Pero si eres un editor independiente, o simplemente estás tratando de llevar tu cómic a las tiendas, entonces estás en una batalla cuesta arriba.
En 2009, Diamond aumentó su compra mínima de $1,500 a $2,500 dólares, lo que significa que un comic debe generar al menos $2,500 dólares en ingresos solo para que sea incluído en el catálogo de pre-venta de Diamond Distributors. Lo cual es prácticamente imposible, la posibilidad de ganar tanto dinero a corto plazo no es realista, entonces, difícilmente estarás en las tiendas de cómics. También existe la posibilidad de visitar personalmente las tiendas con tu cómic y convencerlos de que se arriesguen a venderlo, algo poco probable.
Cuando se anunció el cambio en las ventas mínimas, un portavoz de Diamond Distributors declaró:
«Esto no significa que Diamond vaya a cancelar o no llevar los cómics que aparecen en las pre-ventas, simplemente si no se cumple con esta marca, los cómics saldrán del catálogo de pre-venta por mucho tiempo».
Si tu cómic no vende los $2,500 dólares requeridos desde su publicación, entonces el siguiente número no obtendrá distribución. Así de fácil.
Diamond Distributors son un gran monopolio
Los pequeños artistas que tienen que tratar con Diamond Distributors obviamente han tenido experiencias negativas con la compañía, sin embargo, no son los únicos que se quejan amargamente. En el extremo opuesto están las tiendas de cómics. Debido a que Diamond es la única empresa a la que pueden comprar, no hay espacio para negociación, y cuando una orden es incorrecta o esta dañada, pues ni modo… tienen que vivir con eso.
Diamond ganó un dominio tan absoluto en la industria de los cómics que el gobierno federal no pudo negar que algo parecía sospechoso acerca de sus prácticas comerciales. Específicamente, todo eso de que Diamond compró a todos sus competidores hasta que fué el «único» en la ciudad. En 1997, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos inició una investigación antimonopolio sobre Diamond que luego de 3 años fue desestimada.
En 2015, Mimi Cruz, la gerente de Night Flight Comics en Salt Lake City, detalló cómo el monopolio de Diamond seguía arruinando las ventas tanto para editores como para los dueños de tiendas, ya sea por órdenes de manejo inadecuado o simplemente por no cumplir con las solicitudes que acordaron.
En una larga publicación en su blog, Mimi Cruz escribió: “Todos sufrimos los resultados negativos de ese monopolio con un servicio cada vez más deficiente. Es muy perjudicial para nuestra industria en su conjunto”.
Si tan solo existiera una segunda empresa de distribución, claro, soñar no cuesta nada.
Diamond Distributors puede esencialmente cancelar títulos que no le gustan
Cuando eres el único jugador en la ciudad, puedes establecer las reglas del juego. Desde la década de los 60 hasta los 80, la Comic Code Authority decidía qué se podía o no imprimir y establecía una serie de reglas cambiantes para toda la industria del cómic. A lo largo de las décadas, la cantidad de sexo y violencia permitida en los cómics cambió, y en los años 80 artistas como Frank Miller asesinaban personajes, haciendo que el código fuera inútil. Y eso no le gusto a Diamond Distributors.
En 1986, Miracleman #9 presentó el nacimiento gráfico de un niño. El director de Eclipse Comics, recibió cientos de correos negativos sobre el tema, además de la prensa negativa por Steve Geppi, CEO de Diamond, quien les dijo a sus clientes que debían quejarse por la falta de censura, específicamente en el caso de Miracleman.
Geppi luego se lanzó en una cruzada contra Miracleman. Incluso lo mencionó durante una entrevista televisiva, asustando a Marvel y DC y obligándolos a crear sus propios códigos de conducta. Casi terminó la carrera de Miracleman y destruyó una fuente de ingresos saludable para los cómics de Eclipse.
¿Por qué fue tolerado este tipo de actividad? Es cierto que un distribuidor puede ser un poderoso aliado, sin embargo ellos no hacen el producto. De hecho, necesitan productos para sobrevivir. Si Marvel y DC simplemente le hubieran dicho a Geppi que se relajara o hubieran trabajado juntos para encontrar un medio alternativo de distribución, la situación actual no sería tan aterradora.
Hacen que sea imposible obtener una lectura precisa de sus ventas
Por alguna razón, es casi imposible obtener un recuento preciso de las ventas mundiales de cómics. Se pensaría que esto no es un problema ya que básicamente la distribuidora calcula los pedidos, los archiva y luego envía el producto. Sin embargo, los números de venta son tan misteriosos como saber porque Rob Liefeld sigue trabajando.
Ya sea como un maquiavélico deseo de controlar qué comics se venden, creando la ilusión de mayores ventas, o tan simple como no querer que sus números internos salgan al mundo, Diamond recién comenzó a dar detalles de ventas. Todavía no sacan números importantes, sino una lista de los 300 mejores títulos pre-vendidos, en lugar del número real de copias vendidas en las tiendas.
Sería un poco más de trabajo llegar a los clientes y averiguar qué se vendió en qué mercados cada mes, pero ¿no cree que eso es exactamente lo que una empresa gigante como Diamond debería hacer? No solo les ayudaría a hacer un seguimiento de lo que realmente se está vendiendo, sino que a sus clientes probablemente les encantaría tener un poco de tiempo con su distribuidor.
Para hacer las cosas aún más confusas, está la cuestión de las ventas de cómics digitales, que Diamond ni siquiera parece seguir de cerca, y si lo hacen, no están compartiendo sus números. Las ventas digitales representan una fracción de las ventas táctiles, pero es otra situación en la que Diamond podría pasar de ser un villano a un héroe simplemente proporcionando algunos números a las personas que los necesitan. Podrían ayudar los clientes y a los creadores a tomar decisiones más informadas sobre lo que se compra y lo que se crea respectivamente.
El juego que juega Diamond no es extraordinario, pero aún así es decepcionante saber que creen que pueden hacer lo que quieran. Eso se extiende a los números ocultos que deberían ser del conocimiento público. Ahora más que nunca, es importante tener transparencia en la industria del cómic.