«Francis, he terminado contigo. No más dolor»
Estreno: 2 de Noviembre, 2018.
Actúan: Robin Wright, Michael Kelly, Diane Lane, Campbell Scott, Derek Cecil.
Transmite: Netflix.
Episodios: 8.
Género: Drama.
Clasificación: Adolescentes y adultos.
House of Cards estrena su sexta y última temporada sin su personaje principal, ¿la serie funciona sin Francis Underwood, Robin Wright pudo llenar sus zapatos? Entérate de todo en nuestra reseña.
https://www.youtube.com/watch?v=Fuiqk0IDfFU
La relación entre House of Cards y Netflix es más que importante, fue el primer show grande de la cadena, fue el show que retomó la carrera de Kevin Spacey, la que dio los primeros premios y fuerza a las series en streaming… inclusive el intro icónico de todas las producciones de Netflix tiene por audio el «knock knock» de Francis Underwood.
Por eso, tras la partida (obligada) de Spacey tras sus acusaciones de abuso sexual, la serie se vio ante el ojo de la crítica y del público, ¿qué camino tomarían?, ¿cómo se desharían de un personaje tan impactante como Francis Underwood?
Y podemos decir que la serie cumple con lo que busca, cerrar un ciclo, pero al mismo tiempo, no satisface al público. La última temporada de House of Cards se siente… incómoda.
Es decir, los personajes están ahí, la calidad y el drama también, las actuaciones son fuertes pero al mismo tiempo, la sombra de Spacey y su ausencia se sienten muy pesados, sobre todo tras el final de la quinta temporada.
Nos prometieron una guerra entre los Underwoods que nunca veremos, en su lugar otro personaje trata de tomar ese puesto, pero no pudimos evitar pensar en todos los capítulos en cómo hubieran sido las cosas de haber sido otra historia la de Spacey.
Ojo, no estamos aprobando su conducta, sencillamente estamos pensando en un universo paralelo donde la temporada seis hubiera llegado cómo se planeaba.
La trama sigue siendo igual de poderosa, con traiciones y una intriga política a la que la serie nos tiene acostumbrados, debemos aplaudir a Robin Wright ya que hace un gran trabajo como Claire Underwood, ella es fuerte y peligrosa, pero también debemos admitir que le falta el magnetismo de Spacey, sobre todo con los monólogos característicos del personaje, que ahora son tomados por la actriz pero se sienten más descriptivos que amenazadores o satíricos.
La pregunta que más podrán hacerse todos es, ¿y qué pasó con Francis?
Sin arruinarles la historia sólo podemos decir, el personaje de Spacey se siente en todo momento, sus planes y nombre se mantienen, pero su imagen es enterrada para el público, desde el principio del show se despiden no sólo del Francis, si no del actor.
Claire es libre del yugo de Frank, e invita al público a dejar atrás estas inquietudes para que se centre en la historia que quieren contar: «No es verdad lo que les habían dicho los últimos años. No se crean una palabra«.
En todo caso, el show maneja la figura de Francis cómo lo que siempre fue, un cáncer. Una persona que veía siempre para si y su necesidad de poder. Claire lucha contra los pecados heredados y al mismo tiempo se presenta cómo una mujer poderosa en un mundo que odia que una mujer les represente como Presidenta.
El problema con el final del show es que en teoría no termina todas las tramas, además de que utilizó esta última temporada para dar un nuevo giro narrativo, con flashbacks y un punto de vista femenino de los eventos, pero igual no podremos explorarlos por una temporada apurada en querer terminar con el show.
Conclusión:
House of Cards sigue siendo genial, sigue manteniendo esa belleza y atención al detalle que tristemente sólo nos recuerda la importancia que tuvo Spacey en el show.
Wright hace un trabajo espectacular, pero ella sola no puede mantener un show que busca (y corre) a cerrar el libro, tal vez de haber tenido una temporada más, pudiésemos haber visto un desarrollo más centrado y fuerte de su personaje.
Sin dudas, Claire fue lo mejor de esta temporada, y la historia de House of Cards invita a que nosotros escribamos el resto, pues cómo siempre, la vida real supera toda trama llena de poder o abuso que podamos ver en pantalla.