Reseña: Un Buen Ladrón

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Un Buen Ladrón, una historia conmovedora sobre el crimen de querer pertenecer.

Un Buen Ladrón, una historia conmovedora sobre el crimen de querer pertenecer.

Agradecemos a Diamond Films por permitirnos ver Un Buen Ladrón, sigo pensando lo increíble de la situación y lo emotivo del acto, aquí mi reseña.

Estreno: 30 de octubre 2025Género: Acción
Duración: 2h 05 min.Clasificación: B
Dirige: Derek CianfranceDistribuye: Diamond Films
Guionista: Derek Cianfrance, Kirt GunnTítulo original: Roofman
País: Estados UnidosElenco: Channing Tatum, Kirsten Dunst, Peter Dinklage, Juno Temple

La más reciente película del realizador Derek Cianfrance, Un Buen Ladrón, se presenta como una combinación insólita de crimen, comedia y drama romántico basada en hechos tan absurdos como reales. Protagonizada por Channing Tatum y Kirsten Dunst, la historia da vida a un relato que difícilmente podría considerarse convencional, donde se entrelazan el deseo de redención, la búsqueda de identidad y el absurdo inherente de la vida cotidiana.

La película introduce al espectador en la trayectoria de Jeffrey Manchester, un exmiembro de la Reserva del Ejército de Estados Unidos que, tras dejar el servicio y enfrentarse a problemas personales, comienza a llevar una vida fuera de la ley. Su modus operandi resulta tan peculiar como ingenioso: accede a los restaurantes de comida rápida a través del techo, lo que le gana el apodo de Roofman.

Un Buen Ladrón

La primera parte del filme muestra una serie de robos meticulosos. Manchester perfora los techos de los establecimientos y, con precisión militar, sustrae el dinero de las cajas sin apenas dejar rastro. Cada secuencia de robo está filmada con una mezcla de tensión y humor, resaltando la contradicción entre la disciplina del protagonista, la ridiculez de su método y lo amable que se comportaba, el solo queria sobrevivir sin dañar a los demás. Lo que para él comienza como una salida desesperada se transforma poco a poco en un estilo de vida adictivo.

Después de ser finalmente capturado y condenado, Manchester logra escapar de prisión y se esconde dentro de una enorme tienda de juguetes, un antiguo establecimiento de la cadena Toys «R» Us. Allí vive durante meses, oculto en los techos y pasillos del edificio, utilizando los recursos del lugar para sobrevivir. Es en este escondite donde conoce a Leigh, una madre soltera interpretada por Kirsten Dunst, quien trabaja en un café cercano. Este encuentro marca un cambio en el tono de la película: del thriller delictivo al drama romántico y humano.

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La estructura narrativa alterna entre los robos del pasado, la vida en el escondite y la relación afectiva que el protagonista desarrolla con Leigh y sus hijas. El tono fluctúa entre la comedia absurda y el drama existencial, reflejando el propio caos interno del personaje. La dirección de Cianfrance consigue que estemos entre la risa y la empatía, entre la tensión y la ternura.

Jeffrey Manchester, interpretado por Channing Tatum, es el alma de Un Buen Ladrón. Tatum se distancia de sus papeles de acción para ofrecer un retrato más introspectivo, humano y en cierto punto tierno. Su interpretación combina carisma, vulnerabilidad y una cierta torpeza emocional que lo hace profundamente verosímil. El actor logra que simpatices con un personaje que, pese a su comportamiento delictivo, busca desesperadamente un lugar en el mundo.

Leigh, encarnada por Kirsten Dunst, representa el núcleo emocional de la historia. Su personaje simboliza la estabilidad, la vida ordinaria que Manchester anhela pero no puede alcanzar. Dunst dota al papel de una calidez, un hogar, convirtiendo su relación con el protagonista en el núcleo emocional de la película. La conexión entre ambos actores resulta natural y melancólica, reforzando el tono de redención imposible que atraviesa la historia.

El elenco secundario incluye actuaciones de Peter Dinklage y LaKeith Stanfield, quienes aportan incomodidad y comedia al entorno de Manchester. Sus personajes encarnan tanto la amenaza externa (el mundo que lo busca) como la reflexión moral (los que lo cuestionan). Aunque el protagonismo recae claramente en la pareja central, los secundarios añaden profundidad al universo narrativo, incluso llegas a cuestionarte varias actitudes de cada uno.

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Derek Cianfrance demuestra una vez más su talento para combinar el realismo emocional con una puesta en escena estética y simbólica. Ya conocido por películas como The Place Beyond the Pines y Blue Valentine, el director transforma una historia de crimen en una meditación sobre la soledad y la necesidad de redención.

Un Buen Ladrón es una película cuidadosamente creada. La fotografía resalta los contrastes entre los espacios abiertos y los confinados: los techos nocturnos, los pasillos de la tienda, el cuarto improvisado donde Manchester vive oculto. La luz fría y los tonos azulados predominan, reforzando la sensación de aislamiento. En cambio, las escenas con Leigh se tiñen de tonos cálidos, sugiriendo la posibilidad de una vida normal.

El ritmo de Un Buen Ladrón es irregular a propósito: pausado en los momentos de introspección, dinámico en las secuencias de robo o persecución. Esta mezcla refuerza el carácter cambiante del protagonista. Cianfrance maneja los silencios con la misma eficacia que las palabras: las escenas más memorables son aquellas donde Manchester observa desde su escondite, como un espectador invisible de una vida que no puede tener.

Reseña: Un Buen Ladrón 3

El tema central de Un Buen Ladrón es la búsqueda de identidad y redención. Jeffrey Manchester no roba por ambición, sino por desorientación. Su vida delictiva es la expresión de una profunda desconexión consigo mismo y con el mundo. A través de los techos, intenta acceder a algo que se le niega: una vida estable, un propósito, una segunda oportunidad, una consecuencia que se vive comúnmente cuando se deja de prestar servicio militar y la vida ya no es como antes.

La película plantea una pregunta fundamental: ¿es posible rehacerse después del error? El protagonista anhela una existencia sencilla, pero su pasado lo persigue con la fuerza de una sombra. El escondite en la tienda de juguetes simboliza esa negación de la realidad, un espacio detenido en el tiempo, lleno de objetos destinados a la fantasía, donde él se aferra a la ilusión de empezar de nuevo.

Otro tema recurrente es la moralidad ambigua. Aunque Manchester actúa fuera de la ley, la película evita condenarlo por completo. Cianfrance invita al espectador a empatizar con su fragilidad humana. No es un criminal violento, sino un hombre que comete errores tratando de sobrevivir, así como lo hacemos todos. De esta forma, Un Buen Ladrón se separa del típico relato de crimen para transformarse en una historia sobre la soledad y la necesidad de redención.

La relación entre lo real y lo ilusorio también ocupa un lugar importante. La tienda de juguetes no es sólo un refugio físico, sino un espacio simbólico donde el protagonista se convierte en un niño atrapado en sus propios juegos y lo tiene todo. Es, al mismo tiempo, un hogar provisional y una cárcel de su propia construcción. Un Buen Ladrón sugiere que todos, en cierta medida, vivimos bajo nuestros propios techos emocionales: zonas seguras que también nos limitan.

Conclusión:

Un Buen Ladrón es mucho más que la historia de un ladrón que entra por los techos. Es una reflexión sobre los límites de la redención y sobre los espacios físicos y simbólicos que construimos para escondernos de nosotros mismos. A través de una dirección sensible y actuaciones que transmiten, Derek Cianfrance logra transformar una anécdota curiosa real en un relato profundamente humano.

La película invita a pensar en los techos que cada uno levanta para protegerse: mentiras, rutinas, fantasías o excusas que nos impiden mirar hacia afuera. Jeffrey Manchester no sólo roba desde los techos, también vive bajo ellos, prisionero de sus propios miedos y deseos.

Con una historia tan absurda como real, Un Buen Ladrón combina humor, ternura y melancolía para recordarnos que la libertad no siempre está en escapar, sino en enfrentar lo que hemos estado evitando.

En definitiva, se trata de una obra original, emotiva y visualmente poderosa que confirma el talento de Derek Cianfrance y marca un punto de madurez en la carrera de Channing Tatum. Un Buen Ladrón es una de las películas más singulares de 2025, una fábula moderna sobre el error, la esperanza y la posibilidad de empezar de nuevo.

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