Baby Steps: La Humillante Odisea de Simplemente Caminar.
Gracias a Devolver Digital por permitirnos dar nuestros primeros pasos en Baby Steps, un juego incomodo, retador y con una mecánica única, aquí nuestra reseña.
Desarrolla: Gabe Cuzzillo, Maxi Boch, Bennett Foddy | Género: Simulador de caminata |
Distribuye: Devolver Digital | Clasificación: B15 |
Jugadores: 1 jugador | Plataforma: PlayStation 5, Steam |
Estreno: 23 de septiembre 2025 | Idioma: Ingles subtitulos en español |
El simulador de caminata que te enseña a amar (y a odiar) la frustración. El nuevo desafío de Bennett Foddy te obliga a controlar cada pierna de un treintañero inadaptado en una búsqueda épica por encontrar… un retrete.
El subgénero del «juego de ira» o rage game nunca ha tenido miedo de ser confrontacional. Desde el legendario QWOP hasta el infame Getting Over It with Bennett Foddy, estos títulos han forjado una escuela de diseño que castiga la impaciencia y recompensa la perseverancia con una satisfacción casi espiritual. Ahora, el equipo detrás de estas obras, liderado por Gabe Cuzzillo, Maxi Boch y el propio Bennett Foddy, regresa con Baby Steps, un juego que toma la acción más trivial y fundamental de la experiencia humana —el acto de caminar— y la convierte en una odisea física y filosófica de proporciones épicas.
Baby Steps no es solo un juego, es una meditación sobre el crecimiento tardío, la torpeza existencial y el ridículo absoluto de la vida. Y sí, es, literalmente, el simulador de caminata más puro que jamás jugarás. Prepárate para tropezar, deslizarte y caer por una montaña surrealista, y quizás, solo quizás, aprender algo sobre ti mismo en el proceso.

Un Fracasado en el Monte Existencial
Conoce a Nate. Nate tiene 35 años, vive en el sótano de sus padres, está desempleado, juega videojuegos todo el día y viste un mono de bebé (manchado, por supuesto). En resumen, es el epítome del nini moderno. Su vida es una rutina pasiva hasta que, de repente, se encuentra inexplicablemente transportado a un mundo onírico cubierto de niebla, un vasto y extraño páramo montañoso donde las leyes de la física son tan caprichosas como su motivación vital.
El objetivo, tan sencillo como estúpido, es lo que impulsa la narrativa: Nate necesita hacer sus necesidades. Pero no en cualquier sitio. Se niega a rebajarse a un arbusto; solo un retrete de porcelana, un templo de la dignidad, será suficiente. Esta meta absurdamente mundana proporciona el motor de la ascensión: un hombre que, hasta ahora, se había arrastrado por la vida, debe aprender, literalmente, a poner un pie delante del otro para satisfacer una necesidad fisiológica básica.
El mundo en sí es una maravilla psicodélica y desolada, presentado con un estilo de arte que parece salido de un dibujo animado de baja fidelidad y colores apagados. Te encontrarás con personajes tan estrafalarios como el entorno, siendo el más recurrente Jim, un hombre misterioso vestido de basurero que ofrece consejos vagos y herramientas que Nate, debido a su profunda incomodidad social, rechaza de inmediato. Esta interacción constante entre la ambición nula de Nate y el mundo surrealista es el corazón del humor del juego: es una historia con un corazón sorprendente, pero contada a través de la lente de la comedia slapstick más humillante.

La Mecánica: El Control es la Pesadilla
La curiosidad que genera Baby Steps radica por completo en su mecánica central. Si la mayoría de los juegos te permiten caminar con una simple pulsación del joystick hacia adelante, aquí el movimiento es una danza manual, torpe y precaria.
El control se divide entre los gatillos y el stick analógico. Funciona así:
- Levantar la pierna: Tiras del gatillo izquierdo (L2 en PS5) para levantar el pie izquierdo. El gatillo derecho (R2) hace lo propio con el pie derecho. La presión que aplicas determina qué tan alto levantas la pierna, un detalle crucial para sortear obstáculos bajos.
- Mover y Plantar: Una vez que la pierna está en el aire, utilizas el stick analógico para orientar ese pie hacia adelante y, crucialmente, para inclinar el peso corporal de Nate en la dirección deseada.
- El Equilibrio: Soltar el gatillo planta el pie. Si no has equilibrado bien el centro de gravedad de Nate, o si has elegido un punto de apoyo inestable, tu héroe se convertirá instantáneamente en una muñeca de trapo (o ragdoll), cayendo estrepitosamente.
Esta mecánica, inicialmente tan intuitiva como intentar pilotar un avión con los pies, es la que da nombre al juego. Cada paso es, en efecto, un «pasito de bebé» que requiere concentración total y coordinación fina. Al principio, caminar diez metros puede tomarte cinco minutos de contorsiones vergonzosas, solo para ver cómo Nate se desliza por una pendiente de musgo o arena, perdiendo diez minutos de progreso.
La frustración es real, palpable. Pero el genio del diseño radica en que la dificultad nunca se siente injusta. Cuando Nate cae, sabes que fue porque soltaste el gatillo demasiado pronto, porque no inclinaste lo suficiente su centro de masa, o porque subestimaste el ángulo del terreno. El juego te da todas las herramientas para el éxito; el fracaso es simplemente el resultado de la falta de práctica.

Paisajes de Agonía y Recompensa
El mundo abierto de Baby Steps es sorprendentemente extenso y variado, y cada bioma introduce un nuevo tipo de desafío mecánico. El suelo ya no es un elemento pasivo, sino un adversario.
- Bosques: Las raíces y las piedras son pequeños obstáculos que exigen precisión al levantar el pie.
- Arena y Barro: Estos entornos son infames. La arena te roba tracción y el barro te desliza sin control. Aquí el juego se transforma en un ejercicio de física elemental, obligándote a encontrar el ángulo perfecto para evitar la caída y el temido retroceso cuesta abajo.
- Hielo: El hielo es el colmo de la precariedad. Te obliga a reducir la velocidad a un arrastre y a balancear el peso con una delicadeza quirúrgica.
Lo que distingue a Baby Steps de otros juegos de física de alto castigo es su estructura. El juego te recompensa con la exploración. Hay caminos ramificados, rutas opcionales y pequeños secretos, como sombreros «no coleccionables» que Nate se pondrá inmediatamente, añadiendo un toque de humor visual. Cada vez que superas un obstáculo particularmente difícil, la sensación de triunfo no es solo cerebral, sino profundamente física: sientes la tensión en tus propios hombros y la euforia cuando Nate da tres pasos perfectos seguidos.
Además, el juego cuenta con puntos de control (fogatas) que te permiten guardar el progreso y teletransportarte de vuelta al sótano de Nate, ofreciendo una pausa necesaria antes de volver a la tortura. Estos puntos de control son un bálsamo reconfortante y hacen que la experiencia, si bien difícil, sea más sostenible que, digamos, la penalidad de perder horas de progreso de Getting Over It. La dificultad es brutal, pero el checkpoint es misericordioso.

El Humor, el Sonido y la Catarsis
Para evitar que la frustración se convierta en rabia pura, Baby Steps se apoya fuertemente en su sentido del humor. El diseño visual, con sus colores planos y la animación slapstick de Nate, es inherentemente cómico. Ver a Nate revolcarse colina abajo como un panqueque es divertido la primera, segunda y quizás décima vez. Luego se convierte en la pesadilla de Sísifo, pero el juego nunca deja de ser consciente de su propia ridiculez.
El doblaje es magistral. La voz de Nate, llena de quejas sarcásticas y comentarios inadaptados, transforma cada caída en una miniescena. Él es el comentarista de su propia miseria, y su patetismo es lo que lo hace extrañamente adorable. Mientras luchas contra una raíz traicionera, escuchar a Nate suspirar sobre lo injusto que es el universo crea una risa incómoda que disuelve el impulso de lanzar el mando.
El diseño de sonido es igualmente fascinante. El entorno está lleno de ruidos extraños, desde graznidos de patos hasta ruidos ambientales. Pero la verdadera estrella es la música, una banda sonora dinámica y sorprendentemente emotiva que aparece justo en el momento adecuado. Después de media hora de tensión y silencio, una hermosa melodía que se activa al alcanzar una cumbre o un momento de calma puede ser inesperadamente conmovedora, transformando un simple tropezón en un momento de introspección poética.

Lo mejor
- Originalidad: no hay nada igual. El concepto “aprender a caminar” como base jugable es tan loco que despierta curiosidad inmediata.
- Momentos genuinos de satisfacción: cuando por fin superas un tramo difícil, la hazaña interioriza más que muchas medallas de otros juegos.
- Humor bien calibrado: el absurdo no es gratuito; está al servicio del mundo y del personaje.
- Diseño de mundo evocador: la exploración sin brújulas es desafío y placer en proporciones medibles.
- Dualidad temática: puedes jugarlo como broma, como experimento o como reflexión sobre el fracaso humano.
Lo mejorable
- Algunas secciones pueden sentirse demasiado injustas, llevándote a repetir tramos tediosos.
- La cámara, en ocasiones, no da buena visibilidad en terrenos complejos.
- No es un juego para todos: si no toleras frustración o lentitud, puede que lo dejes tras media hora.
- Es más divertido verlo (jugado por otros) que vivirlo personalmente, me toco ver a mi novia reír mientras caía de una montaña que me llevo horas escalar mientras yo me frustraba pensando en como diablos volver a subir.
- El ritmo deliberadamente pausado y la ausencia de objetivos claros pueden incomodar.
Un Paso, Una Lección
Al final, ¿qué es Baby Steps? Es un juego que desafía las convenciones del diseño moderno. No te proporciona gratificación instantánea. Su mapa es vasto, su progreso es lento, y su mecánica es intencionalmente incómoda. Pero ahí reside su profunda singularidad.
Baby Steps es un espejo. Refleja la dificultad de la superación personal, de cómo los actos más sencillos (como levantarse del sofá, o ir a por un vaso de agua) pueden sentirse como escalar el Everest para quien sufre de inercia vital. La torpeza de Nate es la torpeza que todos hemos sentido.
Si buscas una aventura fluida con una historia de alto octanaje, este no es tu juego. Pero si disfrutas de los desafíos de nicho, de la frustración que se convierte en catarsis, y de la extraña belleza de un juego que se niega a tener respeto por tu tiempo o tu habilidad, Baby Steps es una experiencia fundamental. Es frustrante, sí, pero nunca olvidable. Es un triunfo del diseño minimalista y una de las odiseas más hilarantes y profundas que el género de simulación física ha producido. Juega Baby Steps si estás listo para aprender que a veces, la victoria más grande es simplemente mantenerse de pie.
