El mundo de la música está de luto. Ozzy Osbourne, ícono del heavy metal y figura fundamental del rock durante más de cinco décadas, falleció hoy a los 76 años.

Nacido como John Michael Osbourne el 3 de diciembre de 1948 en Birmingham, Inglaterra, Ozzy saltó a la fama como el carismático y excéntrico vocalista de Black Sabbath, banda que revolucionó la música pesada con su disco debut homónimo en 1970. Temas como “Paranoid”, “Iron Man” y “War Pigs” definieron una nueva era sonora que dio origen al heavy metal como lo conocemos hoy.
Tras su salida de Black Sabbath en 1979, Osbourne inició una exitosa carrera solista que incluyó álbumes clásicos como Blizzard of Ozz y Diary of a Madman, con canciones inmortales como “Crazy Train” y “Mr. Crowley”. Su estilo único, mezcla de oscuridad, teatralidad y vulnerabilidad, lo convirtió en una figura irrepetible dentro del rock.

En los últimos años, Ozzy luchó contra diversos problemas de salud, incluyendo el Parkinson y complicaciones derivadas de antiguas lesiones. Aun así, nunca perdió el contacto con sus fans ni su carácter irreverente.
Más allá de la música, su popularidad se amplificó con el reality show «The Osbournes», donde mostró su lado familiar junto a su esposa Sharon y sus hijos, ganándose el cariño de una nueva generación.
Es curioso destacar que, hace apenas unos días (el 5 de julio), Ozzy Osbourne ofreció su último concierto, titulado Back to the Beginning. En este evento se reunieron artistas de gran calibre, incluida la formación original de Black Sabbath, para conmemorar y celebrar el legado del «Príncipe de las Tinieblas»… todo eso sin saber que sería su última presentación.
Ozzy Osbourne deja un legado inmenso: más de 100 millones de discos vendidos, decenas de premios y una influencia que atraviesa generaciones. El «Príncipe de las Tinieblas» se despide, pero su voz seguirá retumbando en cada acorde del rock eterno.