Agradecemos a Bethesda por proporcionarnos una copia de The Elder Scrolls IV – Oblivion Remastered para la elaboración de esta reseña.
Explora Cyrodiil como nunca con unos gráficos impresionantes y una jugabilidad mejorada en The Elder Scrolls IV: Oblivion Remastered.
Regresamos a Cyrodiil como nunca antes
Corría el año de 2006, el año en que Twitter daba sus primeros pasos en el internet y la Nintendo Wii junto al PS3 competían en ventas en el mercado. Al mismo tiempo, Oblivion debutaba en el Xbox 360, y en la PC para aquellos que tenían la fortuna de tener un computador en casa.
El juego rápidamente se convirtió en una total revolución para los juegos de rol. Con un mundo abierto inmenso, una libertad para vagar en el universo como nunca antes y un estilo visual que (en su momento) parecía futurista gracias al motor Gamebryo, y a los NPC’s que por primera vez presentaban rutinas en su vida diaria, el juego capturó el cariño de una generación entera y los esbozos de su éxito siguen vigentes al día de hoy.

Ahora, casi dos décadas después, Oblivion Remastered vuelve a colocar a Cyrodiil en el centro del escenario gracias a un movimiento magistral de Bethesda, con una serie de mejoras que pretenden devolverle la vigencia y el protagonista que el tiempo, y los nuevos títulos le había arrebatado. Volver a Oblivion es, para muchos, como volver a su primer amor en los videojuegos. Y aunque los años han pasado, el alma del juego sigue intacta.
Pero antes que nada, demos los primeros pasos en el reino…
Clases: Elige tu camino
Uno de los aspectos más memorables de Oblivion, y que Remastered ha respetado casi sin cambios, es el sistema de clases. Desde el inicio, el juego te invita a pensar en tu personaje como algo más que un avatar que debes cambiar su apariencia: esto es una identidad. Puedes elegir entre una serie de clases prediseñadas como Guerrero, Caballero, Hechicero, Ladrón, Explorador (o personalizar tu propia clase) cada una con su propio conjunto de habilidades principales y secundarias, respectivamente.

Lo más fascinante es cómo estas decisiones realmente importan. El sistema de clases mantiene su esencia clásica, pero gracias a las mejoras en la jugabilidad y la progresión de cada nivel, ahora es mucho más accesible y flexible para quienes desean experimentar en sus decisiones sin castigos extremos.
Signos: Tu nacimiento marca tu destino
Al más puro estilo de The Elder Scrolls, Oblivion permite que escojas el signo bajo el cual ha nacido tu personaje, un detalle que mezcla mística, tradición y estrategia junto a una serie de ventajas que podrás elegir dentro de todo el abanico. Estos signos zodiacales funcionan como un sistema pasivo de atributos especiales, dándote ventajas (y si, también a veces desventajas) que complementan tu estilo de juego.

Por ejemplo, nacer bajo el signo del Guerrero te da un impulso en fuerza y resistencia, ideal para luchadores cuerpo a cuerpo, otros, como La Sombra o El Amante, ofrecen poderes únicos que pueden usarse una vez al día, como invisibilidad temporal o un beso paralizante.
Aunque a simple vista parece un sistema simple, elegir bien tu signo puede marcar una gran diferencia a lo largo del juego. Y lo más importante: sigue siendo una decisión que se siente casi mítica, como si de verdad tuvieras un destino que cumplir en Tamriel.
Personalización: Un reflejo de ti mismo
La creación de personajes en Oblivion Remastered conserva el espíritu del original, pero lo moderniza lo justo para mejorar la experiencia sin traicionar su identidad. Desde el primer momento puedes personalizar cada detalle del rostro de tu personaje, algo que en su tiempo fue revolucionario y que ahora regresa con más detalle y mejores texturas. Aun así, ese «toque incómodo» en los rostros sigue ahí, y no es necesariamente malo, es parte del encanto.

Puedes elegir entre diez razas, cada una con habilidades raciales únicas: desde los majestuosos Altos Elfos hasta los sigilosos Khajiit o los estoicos Nórdicos. Las razas influyen no solo en tus estadísticas, sino también en cómo los NPCs te tratan. Es una decisión que va más allá de lo estético y le da más profundidad al juego.
Cabe destacar que el juego no te obliga a encasillarte, pero recompensa la especialización y la consistencia. En este remaster, los menús son más claros, las estadísticas están mejor organizadas, y todo se siente más amigable para los nuevos jugadores sin perder la complejidad para los veteranos.

Una mejora visual impresionante, pero no perfecto
El mayor atractivo del remaster es, sin duda, su apartado visual. El salto a Unreal Engine 5 ha sido más que un simple cambio gráfico, es una transformación completa. Los cielos de Tamriel ahora lucen más vivos y dinámicos, mientras que los paisajes de Cyrodiil se sienten realmente mágicos. Desde los bosques brumosos de The Great Forest hasta las ruinas élficas que nos transportan al misticismo del juego, cada rincón ha sido recreado con esmero y atención al detalle.

Lo más impresionante es cómo este nuevo acabado visual logra evocar el mismo sentimiento de asombro que muchos sentimos la primera vez que salimos de las alcantarillas de la prisión imperial, viendo por primera vez el mundo abierto. Los NPCs ahora tienen un nivel de detalle que nunca soñamos ver en la versión original: texturas realistas, animaciones faciales más complejas y detalles finos como barbas y hasta escamas visibles.

Sin embargo, no todo es perfecto, las caras siguen siendo, en muchos casos, muy extrañas. Las animaciones al hablar, no están al nivel de los estándares actuales y algunos de los bugs y glitches del pasado siguen existiendo casi 20 años después. ¿Es perfecto? No. ¿Nos da cierta sensación de nostalgia? Vaya que sí.
Jugabilidad: entre lo viejo y lo nuevo
El sistema de combate y la progresión ha sido mejorado, aunque mantiene la esencia del original, como el de dormir para subir de nivel. Ahora podemos correr (con ciertas restricciones), y los enfrentamientos se sienten más fluidos y menos torpes. Las animaciones de ataques y hechizos han sido ligeramente pulidos, y se ha eliminado parte de la sensación de estar “flotando” por el mundo.

Sin embargo, algunas cosas como la navegación por mazmorras, siguen ancladas en el pasado. Muchos calabozos siguen utilizando diseños reciclados y la necesidad de retroceder todo lo que avanzamos para salir de ellos puede sentirse un poco anticuado, aunque no es una crítica bastante importante.
La historia épica sigue intacta
El corazón narrativo del juego sigue manteniendo la narrativa fuerte de 2006. La lucha contra las fuerzas daédricas que intentan invadir Tamriel a través de los portales de Oblivion sigue siendo emocionante, y las misiones principales conservan su épico sabor clásico. Pero donde Oblivion realmente brilla es en sus historias secundarias: las líneas de la Hermandad Oscura, las competencias en el Gremio de Ladrones y las decenas de pequeñas misiones esparcidas por Cyrodiil siguen siendo emocionantes.

El remaster incluye todo el contenido adicional previamente lanzado en Shivering Isles y Knights of the Nine, así como otros DLC menores. Esto significa que tienes acceso a una experiencia completa, rica en contenido y con suficiente variedad para cerca de más de 100 horas de juego.
Nostalgia que vale la pena
Lo más poderoso de Oblivion Remastered es cómo logra rescatar un juego que muchos de nosotros veíamos inalcanzable. Jugar hoy en día el original puede ser una experiencia frustrante, pero esta remasterización borra esas barreras, permitiendo que la magia vuelva a lo que un día fue.

Para los jugadores veteranos, es una reafirmación: sí, Oblivion era tan especial y revolucionario como lo recordabas. Y para los nuevos jugadores, es una invitación a descubrir uno de los mundos abiertos y más encantadores jamás creados en un RPG.
Conclusión: ¿vale la pena Oblivion Remastered?
Sí. Definitivamente sí.
Oblivion Remastered no es una reinterpretación ni un reboot. Es una restauración respetuosa y apasionada. No elimina lo que hacía único al juego original, sino que lo preserva y lo embellece, donde notamos el amor de quienes lo desarrollaron, y esto, se agradece. Claro que no es perfecto. No esperes un juego que compita con los estándares actuales, pero si te permitirá una experiencia nostálgica y profundamente inmersiva.

En pocas palabras Oblivion es un puente entre el pasado y el presente, y para muchos, una oportunidad de revivir lo que alguna vez fue su hogar virtual. Si alguna vez te perdiste entre los campos de Cyrodiil, escuchaste las campanas de la Ciudad Imperial o caíste rendido tras buscar 300 plantas de Nirnroot en las orillas de los cuerpos de agua, esta es tu oportunidad de volver.
Y si nunca lo jugaste… qué envidia. Estás a punto de descubrir algo verdaderamente especial.