Absolute Flash marca el inicio de una nueva era para el Universo Absolute de DC Comics.
DC Comics ha demostrado mucho potencial con su nuevo universo nacido de DC All In, el Absolute Universe, una reimaginación de sus héroes y villanos que adapta no sólo sus historias, si no sus orígenes, motivos y personalidades. Lo que conocías no es igual, y aquello que desconoces tiene potencíal para cambiar el legado con el que crecimos.
En Absolute Batman conocimos a un Bruce Wayne sin riquezas, enfocado más al poder de la fuerza bruta, en Absolute Wonder Woman conocimos a una Diana que creció sin regalos divinos en el infierno, y en Absolute Superman conocimos a un Kal-El como una fuerza social de un mundo cruel y opresor.
Ahora, toca el turno de Wally West, con una historia de Jeremy Adams y Simon Spurrier que busca explorar el motivante y pensamiento del velocista más icónico de todos.
Absolute Flash comienza con un estruendo que nunca deja de sonar, pues Wally West piensa y se mueve más rápido de lo que puede controlar.
Este Wally creció en una familia de científicos militares, por lo que no ha tenido oportunidad de hacer amistades o crear vínculos emocionales de ningún tipo. Cosa que, empeora tras la muerte de su madre. Su padre se ha vuelto frío, siempre se están mudando, y su único amigo, es el Doctor Barry Allen.
Lamentablemente, su padre no ve bien esto, pues al querer mantener a salvo a su hijo, sólo logra alejarlo cada vez más y más.
Si me preguntas, es algo raro que el legado de Flash comience con Wally, pues desde su aparición en 1959, este ha sido uno de los secuaces más queridos de la historia, y la forma en que Barry Allen le pasa la antorcha de Flash lo convirtió aún más en una leyenda… Pero, tristemente, New 52 y Rebirth sólo lograron hacerlo a un lado, y hasta la exitosa serie de TV lo fue relegando poco a poco.
Es por eso que se nos hizo raro comenzar con un Wally sin mentor, sin Titanes con los que creció, y se siente más como una historia de misterio que brinca entre el pasado, el presente y el futuro al mismo tiempo.
Absolute Flash nos trae a un Wally roto, un adolescente de 15 años que sufre no sólo por su falta de contactos, amistades y familia, también sufre la pérdida de su madre, y la ansiedad del crecer, y más aún, sus nuevos poderes que le hacen pensar y moverse a nuevos límites.
Pasar de la perspectiva actúal, a la pasada de Wally nos mantiene al límite, pues por un momento vemos sus peleas, pero en un cerrar de ojos lo vemos corriendo de los Rogues, que… Dios, amamos su nuevo diseño.
Debemos aplaudir el tremendo arte de Nick Robles, a quien hemos visto en otras series como Nightwing, pues su trabajo, combinado con los colores de Adriano Lucas, hacen sentir vivo a todos los páneles, nos hacen sentir tanto la angustia y la velocidad en la vida de Wally.
Es, a falta de una mejor palabra, complicado explicar lo acelerado que estos trazos nos hicieron sentir, pero en verdad puedes sentir los colores y su visión tomar vida en cada hoja de Absolute Flash.
En todo caso, Absolute Flash termina muy rápido, y nos deja un tremendo plot twist por ver en futuros números, pero esto es sólo un ejemplo del cómo DC Comics y sus artistas se están esforzando al máximo por entregar un trabajo de calidad, y una nueva visión para un legado de décadas y décadas.
La historia de Absolute Flash apenas comienza, no lo vemos trabajar junto a las versiones Absolute de Batman, Superman o Wonder Woman, al menos no por ahora, pero será interesante ver su crecimiento, la forma en que consigue su traje, y sobre todo, la llegada del próximo héroe de la historia, Absolute Martian Manhunter, que estrena la próxima semana.
Absolute Flash #1 ya está a la venta en línea, y en tiendas de Estados Unidos.
